Comentario
Llegó entonces a Palmerston por primera vez la responsabilidad de encabezar el Gobierno, al que, siguieron dando consistencia, aunque por breve tiempo, los elementos peelitas. Gladstone siguió al frente de las finanzas y también estuvieron presentes Graham y Sidney Hebert. El Gobierno realizó una activa política exterior de intervención en Extremo Oriente. La segunda guerra china se desarrolló a partir de octubre de 1856, con ocasión del asalto al mercante inglés Arrow en el puerto de Cantón y la detención de doce marineros, acusados de piratería; ello llevó al cónsul británico a plantear exigencias que no fueron atendidas. Las autoridades británicas respaldaron a su representante y una flota inglesa bombardeó la ciudad. Las operaciones se prolongaron, con apoyo francés, durante cuatro años, y terminaron con el tratado de Pekín, por el que los barcos ingleses fueron autorizados a comerciar en el río Yangtsé, se abrían once nuevos puertos chinos al comercio y se legalizaba la importación del opio. Los acontecimientos chinos habían servido, por lo demás, para fortalecer al Gobierno, ya que las críticas en los Comunes (Cobden y Bulwer) habían desembocado en la disolución del Parlamento y en la convocatoria de nuevas elecciones generales, que se celebrarían en abril de 1857. En ellas los liberales aumentaron su hegemonía (367 escaños, frente a 260 de los conservadores, y 27 peelitas), en lo que representó uno de los momentos culminantes de la política de Palmerston. Las tropas británicas también tuvieron que solventar por aquellos años motines en la India, que dificultaron las iniciales operaciones en China. Esta preferencia por las cuestiones de política exterior sería, sin embargo, lo que determinase la caída del ministerio pues, como consecuencia de las presiones francesas, intentó hacer aprobar una legislación sobre la conspiración contra gobiernos extranjeros que fue derrotada en los Comunes, y obligó a Palmerston a la dimisión en febrero de 1858. El Gobierno que le sustituyó, segundo del conde Derby, volvió a contar con Disraeli al frente de las Finanzas, pero era un gabinete que tenía escaso apoyo parlamentario y las medidas de reforma que adoptó (admisión de los judíos al Parlamento y abolición de la calificación de propiedad para ser parlamentario) no le ganaron el apoyo popular, como tampoco consiguió llevar adelante un proyecto de reforma electoral concebido para favorecer a los conservadores, muy perjudicados por la reforma electoral de 1832. Las elecciones de mayo de 1859 dieron un apretado triunfo a los liberales (325 contra 306 conservadores), pero los 23 peelitas elegidos permitieron a Palmerston la formación de su segundo Gobierno en el mes de junio. Era un gabinete en el que aparecían representadas todas las corrientes que apoyaban al liberalismo ya que incorporaba a radicales, peelitas y nacionalistas irlandeses. Incluso hubo una oferta al librecambista Cobden, que no fue aceptada por éste. La falta de un líder sólido en el partido conservador permitió a Palmerston decidir medidas de reforma en las que, más que a la fuerza de la oposición, tuvo que estar atento a mantener la cohesión de su mayoría parlamentaria. Ese fue el caso con la política de reducción impositiva practicada por Gladstone. Su intento de recortar los derechos sobre el papel planteó, en 1860, una dura pugna con la Cámara de los Lores, que terminó con la derrota de ésta y la reafirmación de la primacía de los Comunes en materia presupuestaria. La política exterior de aquel Gobierno continuó la línea de nacionalismo agresivo iniciada por Palmerston cuando estuvo en el Foreign Office, pero alguna crisis, como la de los ducados daneses de 1864, demostraría la precariedad de los británicos, que previamente habían prometido apoyo a la postura danesa. El agotamiento del periodo parlamentario previsto llevó a unas nuevas elecciones, en julio de 1865, que ratificaron la primacía de los liberales. Sus diputados sumaron 370 escaños, frente a 288 de los conservadores. Palmerston, sin embargo, no pudo sacar partido de la nueva situación ya que falleció en el siguiente mes de octubre. Aunque Gladstone era la estrella ascendente en las filas del liberalismo, la responsabilidad del nuevo Gobierno volvería a recaer en el veterano conde Russell, que formaría el segundo de sus gabinetes (de octubre de 1865 a junio de 1866), manteniendo a Gladstone al frente de las finanzas.